lunes, enero 21, 2008

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lunes, enero 14, 2008

Washington DC

¿Razones para visitar esta poderosa ciudad? Varios de los mejores museos del mundo y con entrada gratuita, monumentos y sitios históricos a cada paso, y clubes de jazz para entendidos, sólo por nombrar algunas entre muchas más.

Se deben haber gastado millones para espiar en el lado oriental de Berlín durante la Guerra Fría. Hoy, sin embargo, los quince dólares de entrada al Spy Museum, en esta ciudad, alcanzan para escuchar conversaciones de oficiales rusos grabadas desde el túnel que los norteamericanos mantuvieron durante un año debajo del Muro, con el conocimiento de altos mandos soviéticos, según dicen.

El Museo del Espionaje abrió en 2002 y es un éxito en esta capital, establecida a orillas del río Potomac y entre los estados de Virginia y Maryland, que justamente ha hecho de la historia y la cultura norteamericanas un gran atractivo turístico.

Washington es mucho más, pero para empezar basta con tomar apenas una de las cuatro porciones en que se divide: la Noroeste. En el área NW, sus siglas en inglés, se extiende un eje de aproximadamente un kilómetro sobre el que se alinean con exactitud, de Oeste a Este, una buena cantidad de iconos de la ciudad: el Memorial de Abraham Lincoln; el Monumento a George Washington (el obelisco); el Mall Nacional, con una decena de imperdibles museos, y el Capitolio.
Para comenzar este circuito esencial conviene subir al templo dórico que alberga una figura sentada, de seis metros de altura y mirada severa, de Lincoln, décimo sexto presidente de los Estados Unidos.

Desde el memorial, tal como se paró Martin Luther King al pronunciar su famoso discurso Yo tengo un sueño, en 1963, se aprecia bien el geométrico diseño del Mall, como anticipo de un tour que puede ocupar más de un día.

Al dejar a Lincoln atrás, se ingresa en los Constitution Gardens, donde se encuentran los memoriales de las dos guerras mundiales y las de Corea y Vietnam, cada uno con su evidente carga emotiva, pero también con un particular apuesta artística.

Siempre en línea recta, se llega al obelisco que homenajea al primer presidente del país, que da nombre a la ciudad. Es parecido al de Buenos Aires, pero más alto, tiene 169 metros, y está abierto a las visitas, de 9 a 17, todos los días. La entrada es gratuita, pero se necesita un ticket para el que hay que estar ahí lo más temprano posible.

En este punto, de girar a la izquierda, se desembocaría en la Casa Blanca, que no sorprendentemente desde 2001 ya no recibe turistas, aunque sí grupos con autorización especial, nada fácil de tramitar. Si, en cambio, se gira a la derecha, se enfrenta al Memorial de Thomas Jefferson y unos árboles muy famosos: los bonitos cerezos obsequiados por Japón en 1912, cuyo florecimiento es motivo de un primaveral festival en DC, cada año, durante las dos primeras semanas de abril.

Pero si se continúa en la misma recta se ingresa en un verdadero parque temático de la museología administrado por el Instituto Smithsoniano, dependiente del gobierno.

Sobre las avenidas Constitution e Independence, son vecinos los museos de Historia, Historia Natural, Arte Africano, Aire y Espacio, y los dos edificios de la Galería Nacional de Arte, entre otros, la mayoría con notables colecciones y una puesta modelo. Es decir, suficiente como para entretenerse varios días, si uno quisiera. Y un dato más, que hasta podría resultar determinante al evaluar una visita a Washington: la entrada a todos estos museos, a diferencia de aquel de los espías, es totalmente gratuita. El principal atractivo de esta ciudad es de lo más económico.

Cada quien tendrá sus favoritos y sus intereses particulares, pero se puede armar un kit básico con sólo tres joyas del Smithsonian: el Museo Nacional de Historia Natural, con 125 millones de especies animales, vegetales y minerales, incluyendo una espectacular exhibición de dinosaurios; el Museo Nacional de Aire y Espacio, con la mayor colección de máquinas voladoras del mundo, y desde hace tres años con un aún más impresionante anexo, en su gigantesco hangar de Virginia, a media hora de DC; y la Galería Nacional de Arte, con dos edificios; el Oeste, dedicado al arte clásico, europeo y norteamericano, y el Este, consagrado a lo contemporáneo. Todos merecen horas de exploración.
Así, el Mall termina en la cara oeste o trasera, y también la más conocida del Capitolio, que queda enfrentado al monumento a Lincoln. El fotogénico Congreso de los Estados Unidos, a diferencia de la Casa Blanca, sí se puede recorrer con un tour guiado y gratuito, de lunes a sábado.

Si todavía quedaran energías para absorver más historia de este país, se podría cruzar el Potomac, a la altura misma del Memorial de Lincoln, hasta el militar Cementerio de Arlington, que data de los años de la Guerra Civil y queda a pasos del Pentágono.

Georgetown y después

Después de tantos presidentes, guerras y piezas de museo, se hace imprescindible un cambio de clima. Y entonces lo ideal es Georgetown, el barrio en torno del campus de la prestigiosa universidad católica, la más antigua de los Estados Unidos, fundada en 1789. La calle M y la avenida Winsconsin se cruzan en el centro de esta zona y concentran una buena cantidad de tiendas, como Urban Outfitters y la librería Barnes and Noble, y restaurantes; un clásico: Clyde’s, en calle M 3236.

Georgetown está más chic que nunca.

Y el valor de sus elegantes propiedades de ladrillo a la vista trepó tanto que aquel carácter joven y alternativo, determinado por la población estudiantil, cedió lugar a negocios de mayor categoría y del mercado del lujo.

Así y todo, sigue siendo un barrio con personalidad, aunque ya no estén allí viejas glorias del shopping alternativo como Smash, Orpheus Records o Video Vault.

Todavía sin dar un paso fuera del cuadrante NW, queda más por conocer. Como el multicolor Adams Morgan. Este barrio tradicionalmente de inmigrantes, en especial latinos, se convirtió en los últimos años en uno de los principales polos nocturnos de Washington.

Desde la intersección de Columbia Road y la calle 18 se despliega una variedad de bares y restaurantes étnicos, un español junto a un vietnamita, como si nada, y música en vivo como no hay en otra parte de la ciudad.

Para no dar vueltas, se puede ir directamente a Madam’s Organ, calle 18 2461, que no sólo por el efectivo juego de palabras es todo un símbolo local, con su americanísimo menú, música en vivo y ambiente como para recibirse de washingtoniano en una alegre noche.

No obstante, quien disfrute más que nada del jazz en vivo hará bien en tomar un taxi por unas cuadras hasta el vecino barrio de U Street, donde nació Duke Ellington y donde clubes como Twins Jazz y HR-57 mantienen viva la llama. Paradójicamente, nada más alejado y al mismo tiempo a tan pocas cuadras del epicentro político mundial.

Espías, estrellas de Hollywood y periodistas

Washington es la capital norteamericana del museo. Y no sólo por las soberbias instalaciones del Instituto Smithsoniano. La ciudad cuenta, además, con otros museos menos solemnes que los nacionales, bastante más nuevos, pero también entretenidos.

The International Spy Museum. No hay secretos en estas galerías dedicadas a la historia del espionaje: del zapatófono de Maxwell Smart a los recuerdos de la Guerra Fría, un museo divertido donde, además, se puede comer y comprar una lapicera con tinta invisible de recuerdo.

www.spymuseum.org

Madame Tussaud's. Abrió en octubre último, a metros del Spy Museum, con figuras de cera de famosos, de Bob Dylan a Jennifer Lopez, de Martin Luther King a George Bush, dispuestas de manera que el visitante pueda interactuar y jugar a tomarse fotos con ellas. Lleve la cámara.
www.madame-tussauds.com

Newseum. El anunciado Museo Interactivo de las Noticias promete ser un hit , pero se hace esperar. Con fecha para octubre último, la inauguración de este edificio de varios pisos dedicados a la historia del periodismo se pospuso para "principios de 2008".
www.newseum.org

Alexandria, pueblo viejo

Ningún visitante de Washington DC debería perderse la experiencia de caminar al menos una tarde por Old Town Alexandria, apenas a las afueras de la capital, en el estado de Virginia.

Fundado en 1749, es tanto un sitio histórico como un apacible suburbio, polo gastronómico y circuito de compras, caracterizado por sus prolijas casitas de estilos federal y georgiano, cada vez mejor valuadas.

El centro histórico está justo sobre la orilla opuesta del río Potomac, frente a Washington. Y se recorre fácilmente a pie, buscando las placas identificatorias en las propiedades o con un tour guiado desde el centro de información turística sobre King, la calle principal.

Imperdibles, la iglesia de Cristo (Christ Church), por la que pasaron muchos presidentes, y también las viejas tabernas como Gadsby s, en las que alguna vez Washington y Thomas Jefferson fueron clientes. Además, una ex fábrica de torpedos devenida centro cultural y los anticuarios de la calle Cameron al 300.
www.thefunsideofthepotomac.com

Datos útiles

Dónde dormir

The Fairmont. Como cualquier gran ciudad, Washington cuenta con alojamiento de toda categoría y
tarifa: desde unos 60 dólares por noche hasta... hasta lo que se quiera pagar. Un cinco estrellas interesante es el Fairmont, estratégicamente ubicado en el 2401 de la calle M, como para caminar tanto a Georgetown como al downtown . Además de uno de los mejores restaurantes del centro, ofrece un servicio de sleep concierge , para asistir al huésped hasta en el sueño.
www.fairmont.com/washington

De noche

Más allá del circuito de jazz, hay varios lugares para ver rock en vivo en Washington. Los mejores son el mítico 9:30 Club y The Black Cat. Para saber quién toca, lo mejor es el diario gratuito Washington City Paper, con completas carteleras de música, cine, teatro y mucho más.
www.washingtoncitypaper.com

Premium outlet

Gap, Burberry, Nike, Pottery Barn y otros, a precios de oferta, en Leesburg Corner Premium Outlet, cerca del aeropuerto de Dulles; www.premiumoutlets.com/leesburg

En Internet
www.washington.org

Daniel Flores (Diario La Nacion)